Quiero hablarte de una maravillosa sinfonía que ocurre en nuestro cuerpo: la danza de la conciencia corporal. Esa conciencia es el reflejo de tus aprendizajes, de tu experiencia a lo largo de una vida, a lo largo de un año y a lo largo de cada día. Tu cuerpo se convierte en lo que crees que eres, y la postura es el dibujo de tu propio Ego.
¡La movilidad miofascial, cual partitura, guía esta danza!. La fascia, ese tejido conectivo mágico, influye en cómo te mueves y, por ende, en cómo te sientes. Ese tejido se convierte en tu esencia, el que sabe cómo eres de verdad, tiene la memoria de tu ser, la libertad que se te otorgó cuando naciste, y que con el paso del tiempo se olvida de lo que realmente ES.
Esta danza va más allá del físico; es un viaje de autoconocimiento. Al sintonizar con cada movimiento, recuerdas no solo cómo se mueven tus músculos, sino quién eres en lo más profundo. Cada MOVIMIENTO es una oportunidad para reconectar con tu esencia.
Como nos recuerda Chaitow en su obra sobre disfunción fascial, “la movilidad miofascial no ofrece una ventana para entender esta danza interna”. Cada movimiento es como afinar un instrumento, permitiéndote explorar tu danza con mayor armonía.
Te invito a ese baile de tejido fascial con el que poder recordar tu verdadera conciencia corporal. Permite que la movilidad miofascial sea tu melodía, sintonizando con cada movimiento para recordar y celebrar la maravilla de quién eres a través de esta danza única y personal.
